Después de la exitosa representación de la obra de teatro, llegó otro de los momentos más esperados por todos en el Centro Ocupacional: ¡el viaje!

El viaje es una excursión de cinco días que se viene realizando hace años al finalizar “el curso”, y en el que hemos visitado diferentes lugares de la geografía española. En esta ocasión el destino elegido fue Arnedillo, en la provincia de La Rioja.

DÍA 1

A las 10 de la mañana del lunes, 24 de junio, era casi imposible entrar al Centro. Maletas, cajas, padres, chavales y profes se apelotonaban en el recibidor. Con todo listo y tras las instrucciones de última hora y el abrazo de despedida antes de subir al autobús, los nervios por comenzar el viaje se pasaron. ¡Ya estábamos en marcha!

El viaje de ida sin novedad. Cánticos, música y alegría sólo interrumpidos por una parada técnica para ir al servicio y estirar las piernas a medio camino.

A la llegada a Arnedillo, la temperatura al bajar del autobús ya nos avisaba de los días de calor que tendríamos por delante.

El reparto de las llaves de las habitaciones, y una vez en ellas deshacer las maletas y colocar la ropa y útiles de aseo, nos ocupó el tiempo hasta la hora que teníamos reservada para ir a la piscina activa. Aguas termales con chorritos y burbujas que nos dejaron relajaditos para el momento de la cena.

El restaurante del balneario era de buffet, así que pudimos elegir entre diferentes platos ricos y postres. El personal de servicio nos trató muy bien durante los días que estuvimos allí y estaban pendientes de cualquier cosa que pudiéramos necesitar.

DÍA 2

Despejaditos, con la cara lavada y después del aseo matutino bajamos a desayunar. Una variedad de dulces, salados, cafés, ColaCaos, frutas y zumos, nos esperaban para reponer las energías que luego íbamos a gastar seguro.

Teníamos previstas dos excursiones diferentes dependiendo del nivel de dificultad. Un grupo subió a contemplar las bonitas vistas desde el Mirador de los Buitres y otro fue siguiendo la senda del río en busca de las Termas, construidas por las gentes del pueblo a ambos lados del Cidacos.

Con el calor que hacía donde mejor estábamos era en la piscina al aire libre. Allí estuvimos un buen rato, de la tumbona al agua y del agua a la tumbona, antes de ir a comer. Con la barriguita llena y al fresquito de la habitación, pocos se resistieron al plan de echar una buena siesta. Y es que estar de paseo por la naturaleza, nadando en la piscina y disfrutando del sol es agotador.

Por la tarde fuimos a conocer el chiringuito del jardín. Un rato distendido de charleta con música de fondo mientras nos tomábamos un refresco bajo las sombrillas.

Cena y a descansar que al día siguiente tocaba excursión.

DÍA 3

El día amaneció soleado y con bastante calor. Desayunamos y recogimos el picnic para la excursión. El autobús que nos llevaría a Arnedo y Alfaro esperaba a que terminásemos de embadurnarnos con protector solar después de preparar la mochila.

 Arnedo.

Fuimos dando un pequeño paseo para visitar la fábrica de calzado Callaghan, su tienda y el museo del calzado. Había muchas curiosidades, como calzado realmente antiguo, tallas para pies de gigante y zapatos y deportivas firmadas por personajes famosos. También vimos verdaderas obras de arte por la belleza y la complejidad de los detalles hechos a mano.

Después de la visita, y el paseo de ida y vuelta, tocaba hidratarse bien. Por decisión unánime, hicimos la paradita en una terraza junto al parque para tomar unos refrescos antes de volver al autobús. Próximo destino, Alfaro.

Alfaro.

Hora de comer. No había buffet. Tocaba bocadillo y fruta, así que un parque y la sombra de los árboles era el sitio ideal para el picnic. Apetecía siesta en el césped, pero teníamos que aprovechar el tiempo para hacer la visita que teníamos prevista: El mirador de las cigüeñas.

Y es que, en Alfaro, concretamente en el tejado de la colegiata de San Miguel, se encuentra la mayor colonia urbana de cigüeña blanca que hay en Europa. Merece la pena subir algunas escaleras y pasar un rato de calor para contemplar las bonitas escenas de las cigüeñas arreglando sus nidos, yendo y viniendo por el aire con ramas o algún alimento en sus picos y el peculiar sonido que producen con ellos: el crotoreo.

También vimos algunas más en los tejados del Convento de la Concepción y la iglesia de San Francisco, que están bastante próximas. Como la cafetería de la plaza también estaba relativamente cerca nos sentamos a refrescarnos y rehidratarnos para dar un último paseo por Alfaro hasta el lugar en que nos recogería el autobús.

A la llegada al balneario nos sorprendió un tormentón de verano de esos con rayos, truenos y relámpagos. No nos calamos por los pelos. Lo bueno es que pasó rápido y el ambiente en la calle estaba más fresquito. Con el cansancio del día sólo quedaba esperar tranquilamente en la habitación a la hora de cenar y a dormir.

DÍA 4

Llegamos al jueves habiendo aprovechado bastante bien los días y aún nos quedaba lo mejor. En el viaje, el jueves es un día especial porque tenemos la fiesta de despedida por la noche, en plan discoteca, con música, refrescos y algo de picoteo.

Después de desayunar decidimos tomarnos la mañana de relax en la piscina. Por la tarde íbamos a visitar una pequeña bodega que tiene el balneario y por la noche la fiesta.

Todos creímos que era una bodega donde fabricaban y almacenaban vino, pero no. Resultó ser un lugar fresquito, acogedor y recogido preparado para quedar y tomar algo allí con los amigos. Y como estábamos entre amigos pues eso hicimos, tomar unos mostos, frutos secos y choricillos. Luego paseíto de vuelta hasta el balneario por la Senda Verde junto al río Cidacos.

Antes de cenar ya estaban todos listos con la ropa de fiesta. Bien perfumados y “maqueados” para el momento especial de la noche.

Nos dejaron un salón con música, luces de colores y pista de baile. A los lados mesas y sillas para tomarse un respiro y algún que otro refresco porque, aunque la temperatura bajaba por la noche todavía seguía haciendo calor.

Lo pasamos en grande bailando y cantando, y además con permiso para acostarnos más tarde de lo habitual. Con la música aún retumbando en los oídos nos fuimos a acostar. A la mañana siguiente había que preparar las maletas y dejar todo listo para regresar a casa.

DÍA 5

Una vez preparadas las maletas y habiendo comprobado más de una vez que no se nos olvidaba nada en la habitación, bajamos a la recepción para guardar las maletas en consigna y entregar las llaves de las habitaciones. Salimos a la terraza del jardín a tomar un aperitivo antes de comer. Estaba claro que después tocaría siesta en el autobús, sí o sí.

Unos dormían, otros escuchaban música, otros miraban alguna foto del viaje. Aunque lo habíamos pasado muy bien ya estaba en la mente de todos volver a ver a nuestros familiares, darles un abrazo y contarles todo lo que disfrutamos estos días.

Y nada más llegar a Santander entre abrazos, besos y maletas se escucha una pregunta: ¿A dónde vamos a ir el año que viene?

Habrá que ir pensando lugares, actividades y novedades, aunque lo verdaderamente importante es lo bien que lo pasamos cuando estamos juntos.

¡Hasta el año que viene!